Una luz primera en el horizonte sucede a la claridad que separa lo oscuro del cielo. Las cosas cambian de forma, el paisaje muta en sombras. Se ven señales de vida. Sonidos, latidos, vibraciones. Los colores se diferencian en infinitas gamas y tonalidades. Una potencialidad contenida en los pequeños cuerpitos de seres animados.
Los códigos cifrados en las manchas de un leopardo encuentran equivalencia en los dibujos pintados en las alas de una mariposa como en las espirales moldeadas en el caparazón de un lento caracol. Siempre un brote vibra entre los escombros. Siempre una idea germina en el caos de la mente. Así los tiempos de gestación no son iguales para todos los casos. Cada ente requiere el suyo propio.
Un actor deambula entre múltiples otras vocaciones y oficios. Camina mareado entre la multitud de trabajadores preocupados. Una actriz antes de ser Hécuba es una niña que juega en el patio de su casa. En esos momentos en que el público es un par de muñecas y peluches, se gesta algo.
Y tiempo después las encrucijadas se despejan y el camino se ilumina. Las decisiones nos construyen haciendo lo que somos y que no siempre es lo que creemos que somos. ¿Por qué razón en los momentos de duda sólo miramos para adelante y pocas veces para atrás? Hay ocasiones en que actuamos impulsados por una energía que sentimos que no nos pertenece y sin embargo, es cuando nos sentimos más auténticos. Hay juventudes que trascienden edades y cantidades de velas en una torta de cumpleaños.
Los códigos cifrados en las manchas de un leopardo encuentran equivalencia en los dibujos pintados en las alas de una mariposa como en las espirales moldeadas en el caparazón de un lento caracol. Siempre un brote vibra entre los escombros. Siempre una idea germina en el caos de la mente. Así los tiempos de gestación no son iguales para todos los casos. Cada ente requiere el suyo propio.
Un actor deambula entre múltiples otras vocaciones y oficios. Camina mareado entre la multitud de trabajadores preocupados. Una actriz antes de ser Hécuba es una niña que juega en el patio de su casa. En esos momentos en que el público es un par de muñecas y peluches, se gesta algo.
Y tiempo después las encrucijadas se despejan y el camino se ilumina. Las decisiones nos construyen haciendo lo que somos y que no siempre es lo que creemos que somos. ¿Por qué razón en los momentos de duda sólo miramos para adelante y pocas veces para atrás? Hay ocasiones en que actuamos impulsados por una energía que sentimos que no nos pertenece y sin embargo, es cuando nos sentimos más auténticos. Hay juventudes que trascienden edades y cantidades de velas en una torta de cumpleaños.
Diego Manara
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